jueves, 13 de marzo de 2008

Heiligkreuz

«Viajamos en el tranvía, por desiertas carreteras, hasta la parada final de Heiligkreuz. Después de recoger, el cobrador nos explica el camino hasta el lago de Constanza. Echamos a andar, pasando, a la izquierda de la iglesia, por el oscuro bosque que lleva al parque natural de St. Peter und Paul, cuyos gamos, ciervos y renos salen de la espesa niebla como personajes de cuento. Robert está fascinado. Al llegar al restaurante del parque, hemos olvidado completamente la complicada explicación del cobrador. Por eso echamos a andar por una carretera cualqueira y preguntamos a dos o tres personas por el lagao de Constanza. Les divierte que queramos ir tan lejos a pie. En una fonda llamada Zur Sonne, pedimos vermut y crepes de queso calientes. Nos saben de maravilla. Luego, la rolliza camarera nos explica que no estamos lejos de la parada del tranvía del que nos bajamos hace hora y media.»

Carl Seelig, Paseos con Robert Walser, 1977