viernes, 5 de diciembre de 2008

Se enmarañaron

Foto de Josef Sudek


Hilario J. Rodríguez

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Tranvía

Antes de ser mi profesor, conocía a Carl Brown de manera informal, de pararnos en alguna ocasión en los pasillos de la facultad para hablar sobre dirigibles o sobre cualquier ingenio gastado por el tiempo. Muchas de nuestras conversaciones atravesaban ciudades de Europa recorridas por tranvías, en torno a los cuales Carl hablaba con especial vehemencia; para él una ciudad no era nada si no tenía cuando poco una línea. Su pasión rozaba, de hecho, lo inverosímil, como comprobé al confesarme que iba a Lisboa cada dos semanas para poder montarse en tranvía; con su sueldo era cuanto podía permitirse, porque si no a saber adónde iría. [...] A Carl no volví a verle después de acabar el curso y apenas tuve en adelante noticias suyas. Se fue, al parecer, a Praga, una ciudad atravesada por los tranvías. Allí, una mañana se equivocó de línea camino del trabajo, en una facultad de Filología Germánica, y nunca más se supo de él. Seguramente sus ideas y los tranvías se enmarañaron tanto en su cabeza que le jugaron una mala pasada.

Hilario J. Rodríguez, Construyendo babel, Tropismos, Salamanca, 2004. Págs. 125 y 128.