lunes, 12 de octubre de 2009

El temor a los tranvías

Jordi Bonells
(Barcelona, 1951)
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En el gueto, los niños juegan tranquilamente en medio de la calle sin temor a los automóviles que apenas pasan; en el Ku’damm, los automóviles y los tranvías circulan no menos tranquilamente sin temor a atropellar a los niños que se quedan jugando en los jardines de sus mansiones o andan por la vereda de la mano de un adulto, de su mami, de la mucama o de una tía.
(Pág. 140)
Y del marido de la viuda Gómez... un gallego que había montado un boliche en el Bajo y al que le iba bien antes de que lo atropellara un tranvía... se da usted cuenta, nos decía la viuda Gómez lloriqueando, en Camariñas —eran de Camariñas, en La Coruña— yo insistí para que dejara la mar y la pesca del bacalao porque era peligroso... éramos jóvenes... nos vinimos para aquí por mí y aquí va y le atropella un tranvía... no me lo perdono... no me lo perdonaré nunca, y nos agarraba el brazo para sentirse reconfortada a pesar de nuestro silencio...
(Pág. 150)


Dar la espalda Alianza Literaria, Madrid, 2009