sábado, 19 de mayo de 2012

Un tranvía para ir sin rumbo


Fernando Sanmartín
(1959)
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TE VEO TRISTE

Ya es de noche. Han subido a la habitación. Dejan las maletas y salen a callejear, salen del hotel para escuchar un idioma que no entienden, salen para asombrarse, salen para escuchar el ruido de los tranvías y para conocer calles en penumbra que guardan secretos y certezas.

 
Por la mañana han subido a un tranvía para ir sin rumbo, para atravesar avenidas, para llegar a un barrio desconocido. Ella lo ha hecho en otros viajes como si fuera el personaje de un relato que un día se encuentra, al pasar junto a un portal con placas ilegibles, que hay una placa con su nombre, y alguien lo llama y le dice que lleva años esperándolo, que por fin ha llegado.
 

Te veo triste, Xórdica, Zaragoza, 2012. Págs. 53 y 58.