sábado, 29 de junio de 2013

Los ladrones venían en tranvía


Al parecer, los ladrones venían en tranvía desde Shitaya y Asakusa, y luego de cometer sus fechorías, se volvían a sus casas a la mañana siguiente, nuevamente en tranvía. Casi nunca eran capturados. Cuando prendían alguno, el agente policial salía más bien perdiendo. Había que pagarle al ladrón el transporte en tranvía hasta la comisaría y, cuando comenzaba el juicio, se le tenía que dar de comer. La Jefatura de Policía de Tokio se apoderaba de la mitad de los fondos discrecionales y el resto era compartido entre todas las comisarías de la ciudad. En el barrio de Ushigome solamente habían tres o cuatro detectives. Como yo creía que la policía era todopoderosa y podía resolver casi todos los problemas que surgieran, me quedé verdaderamente decepcionado. 

Natsume Sōseki, Misceláneas primaverales. Satori. Gijón, 2013. Pág. 72. Traducción de Akira Sugiyama