domingo, 3 de noviembre de 2013

El tranvía nos brinda el espectáculo de la antropología


Detenido en su parada en medio de una calle, el tranvía nos brinda el espectáculo de la antropología. Entonces cada ventanilla recorta el busto de un pasajero como el marco de un retrato. ¡Qué fantástica galería de rostros enmarcados en el acero de color encarnado de la carrocería, menuda colección de perfiles, qué monstruos tan atractivos, cada rostro, real e hiperreal, fugándose, merced a su movilidad y a la exageración de uno u otro rasgo, de las proporciones y armonías clásicas que conforman el ideal odioso de la belleza de nuestro imaginario! Rostros absortos, rasgos desplazados, bocas entreabiertas, miradas dispersas, sonámbulas. ¡Mira el tranvía! ¡Ecce homini! 

Ignacio Vidal-Folch, Lo que cuenta es la ilusión, Destino, 2012, pág. 210