sábado, 29 de marzo de 2014

Como si lo hubieran tirado del tranvía por la ventana


Jaroslav Hašek
(1883-1923)
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TRES AVENTURAS DEL SOLDADO SVEJK 


Un tal Josef Kalenda, jardinero de Strasnice, también se alejó de su casa un día. Se fue al barrio vecino de Vinohrady y se paró en la taberna La Parada. Allí aún se encontraba bien, pero al caminar por la avenida Korunní hacia la iglesia de Santa Ludmila, mientras se dejaba caer en todos los bares que hallaba por el camino, comenzó a sentir náuseas. Pero no se dejó descorazonar por un malestar sin importancia, y es que la noche anterior, todavía en Strasnice, había apostado con un conductor de tranvía que daría la vuelta al mundo en tres semanas. 
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[Tynecky era] una persona muy juiciosa, pero de repente le entraron ganas de viajar y llegó hasta Italia. Después sólo hablaba de este país; decía que allí había agua pantanosa y, aparte de eso, nada que valiera la pena. Y a causa de aquella agua pantanosa cogió fiebres, que lo asaltaban cuatro veces al año. Por Todos los Santos, por San José, por San Pedro y por la Asunción. Cuando le subía la fiebre creía reconocer a todo el mundo, incluso a los que no conocía de nada, igual que le pasa a usted. Por ejemplo, en el tranvía se dirigía a cualquiera y le decía que lo conocía, que se habían visto en la estación de Viena. 
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Un atardecer el señor Faustyn vino a verme a mi casa en la calle Opatovicka; estaba indignado y fuera de sí, como si lo hubieran tirado del tranvía por la ventana y encima le hubieran robado el reloj. 

Las aventuras del buen soldado Svejk. Editorial Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2013. Págs 602, 716 y 736. Traducción de Monika Zgustova.