Fotó: Tim Boric
Caminaba yo sin rumbo por Budapest —avenidas, calles, tranvías, los grandes puentes sobre el río— pero mis pensamientos no me permiten todavía registrar las impresiones del momento presente. Tengo hambre. En la terraza de un café a la orilla del río pido un menú turístico en cuatro idiomas. Todavía no he llegado del todo, se puede decir, el mozo me habla en alemán. Después de la comida y el vino me da sueño. ¿Dónde estará mi hotel? El Danubio centellea en el sol como un espejismo.
Kalman Barsy
Los veinticuatro días
Pre-Textos. Valencia, 2009. Pág. 105