Foto de chausson bs
En algún cementerio de chatarra
deben yacer absurdos y apagados
los alegres tranvías de otros tiempos
con sus troles y sus asientos de madera
cubiertos por el musgo del recuerdo
asustados ante el orín del abandono
y sin saber qué hacer con tanta vida
como un día cargaron en sus cuerpos
llevándola tranquilos e inocentes
hacia un destino tan absurdo y ciego
como el triste almacén en que ahora yacen.
Olvidados y quietos los tranvías
lloran como nosotros la nostalgia
de aquel trayecto que cumplieron mansos
sin entender por qué todo sucede ahora
lejos de su armazón abandonada.
Tal vez un día vuelvan los tranvías
y se pongan delante de nosotros
y veamos en sus asientos de madera
las carteras los cuentos los tebeos
la cesta de la compra papeletas de empeño
cartas de amor un libro de poemas
recordatorios cromos flores secas
y montones de sueños olvidados
igual que los alegres tranvías de otros tiempos
que ya nadie recuerda y que se pudren
en algún arrabal de la miseria.
La herida absurda
Bartleby Editores, Madrid, 2006.
F r a n c i s c a
A g u i r r e
A g u i r r e
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TRANSPARENCIAS
A Marian Hierro
Un día se marcharon los tranvías.
Igual que las famosas golondrinas
se marcharon un día los tranvías
Igual que las famosas golondrinas
se marcharon un día los tranvías
cargados con historias enigmáticas
con pequeños fragmentos anodinos
que una vez fueron parte inapreciable
del oculto tesoro de la vida.
En algún cementerio de chatarra
deben yacer absurdos y apagados
los alegres tranvías de otros tiempos
con sus troles y sus asientos de madera
cubiertos por el musgo del recuerdo
asustados ante el orín del abandono
y sin saber qué hacer con tanta vida
como un día cargaron en sus cuerpos
llevándola tranquilos e inocentes
hacia un destino tan absurdo y ciego
como el triste almacén en que ahora yacen.
Olvidados y quietos los tranvías
lloran como nosotros la nostalgia
de aquel trayecto que cumplieron mansos
sin entender por qué todo sucede ahora
lejos de su armazón abandonada.
Tal vez un día vuelvan los tranvías
y se pongan delante de nosotros
y veamos en sus asientos de madera
las carteras los cuentos los tebeos
la cesta de la compra papeletas de empeño
cartas de amor un libro de poemas
recordatorios cromos flores secas
y montones de sueños olvidados
igual que los alegres tranvías de otros tiempos
que ya nadie recuerda y que se pudren
en algún arrabal de la miseria.
La herida absurda
Bartleby Editores, Madrid, 2006.