martes, 27 de julio de 2010

El precio de un tranvía


Ana María Shua
(1951)
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Es realmente una exposición muy amplia. Se exhiben, entre otras cosas, efectos personales, árboles enanos, lugares comunes, desodorantes, armónicas alemanas, tostadoras eléctricas, esperanzas de pobre, entelequias, fanegas, sinéresis y samovares. No se puede decir que la selección sea totalmente arbitraria: algunos árboles enanos son, por ejemplo, efectos personales, muchas sinéresis resultan armónicas. Todo me interesa. Me detengo a preguntar el precio de un tranvía pero no me lo quieren vender. De todos modos no traje vías para llevármelo.

Cazadores de letras. Minificción reunida. Páginas de Espuma. Madrid, 2009. Pág. 28