-Esa de negro que sonríe desde la pequeña ventana del tranvía se asemeja a Mme. Lamort -dijo-.
-No es posible, pues en París no hay tranvías. Además, esa de negro en nada se asemeja a Mme. Lamort. Todo lo contrario. Es Mme. Lamort quien se asemeja a esa de negro. Resumiendo: No sólo no hay tranvías en París, sino que nunca en mi vida he conocido a Mme. Lamort, ni siquiera en retrato.
-Usted coincide conmigo -dijo-, porque tampoco yo conozco a Mme. Lamort-.
-¿Quién es usted? Deberíamos presentarnos.
-Mme. Lamort-dijo-. ¿Y usted?
-Mme. Lamort.-
-Su nombre no me deja de recordarme algo -dijo-.
-Trate de recordar antes de que llegue el tranvía.
-Pero si acaba de decir que no hay tranvía en París-, dijo-.
-No los había cuando lo dije. Pero nunca se sabe qué va a pasar.
-Entonces esperémoslo puesto que lo estamos esperando.
Puro Cuento n°1 Nov/Dic, 1986
-No es posible, pues en París no hay tranvías. Además, esa de negro en nada se asemeja a Mme. Lamort. Todo lo contrario. Es Mme. Lamort quien se asemeja a esa de negro. Resumiendo: No sólo no hay tranvías en París, sino que nunca en mi vida he conocido a Mme. Lamort, ni siquiera en retrato.
-Usted coincide conmigo -dijo-, porque tampoco yo conozco a Mme. Lamort-.
-¿Quién es usted? Deberíamos presentarnos.
-Mme. Lamort-dijo-. ¿Y usted?
-Mme. Lamort.-
-Su nombre no me deja de recordarme algo -dijo-.
-Trate de recordar antes de que llegue el tranvía.
-Pero si acaba de decir que no hay tranvía en París-, dijo-.
-No los había cuando lo dije. Pero nunca se sabe qué va a pasar.
-Entonces esperémoslo puesto que lo estamos esperando.
Puro Cuento n°1 Nov/Dic, 1986