Max Aub
(1903-1972)
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CRÍMENES EJEMPLARES
Yo tomé el tranvía. La cosa empezó en seguida: me pisó. Sí, me pisó. Me pidió perdón muy atentamente. Me aguanté y no pasó nada. Desde luego un desconocido que le pisa a uno es siempre un ser antipático. Un momento después –creo que a la parada siguiente, a la entrada de la calle Mayor—nos empujaron y aquel hombre me pisó por segunda vez. Esta vez no me pidió perdón. Pero no lo pude resistir: Lo zarandeé. Entonces me pisó por tercera vez. Lo demás lo saben ustedes. Tampoco tengo la culpa de ser representante de la mejor fábrica americana de navajas de rasurar; dejando aparte, que soy muy hombre.
Crímenes ejemplares. Ed Media Vaca. Pag 63