miércoles, 12 de noviembre de 2014

Las paradas del tranvía


Paul Nizon 
(1929
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SUMERGIRSE 


Ve tranvías como coches de circo, revestidos totalmente de publicidad, publicidad en colores duramente chillones, deslumbrantes como el helado de leche.


Me veo en Zurich saliendo de la estación. Un hombre trasnochado, que espera de mal humor el tranvía. Vestido con su traje sudado y con arrugas espera en la parada. Es por la mañana. Sobre el puente, un solitario tranvía de construcción antigua traquetea hacia La Central.


Durante el viaje en tranvía, una sobrecogedora sensación de pérdida, y, al mismo tiempo, pánico. El camino sobre los raíles, con parada en todas las estaciones, se convierte en la escenificación de un plazo de gracia consumiéndose.


Entonces salía con mi perro a las calles y me mezclaba con los ejércitos fantasmagóricos de trabajadores y empleados que ya estaban en camino o que ocupaban las paradas del tranvía.


Paul Nizon, Sumergirse, Destino, Barcelona, 1991. Traducción de Oliver Strunk. Páginas 19, 42 y 92