Una sola calle de 500 metros de anchura y de la longitud que fuere necesaria, entiéndase bien, de la longitud que fuere necesaria, tal será la ciudad del porvenir, cuyos extremos pueden ser Cádiz y San Petesburgo, o Pekín y Bruselas.
Pónganse en el centro de esta inmensa cinta, ferrocarriles y tranvías, cañerías para el agua, el gas y la electricidad, estanques, jardines y, de trecho en trecho, pequeños edificios para los diferentes servicios municipales.
Pónganse en el centro de esta inmensa cinta, ferrocarriles y tranvías, cañerías para el agua, el gas y la electricidad, estanques, jardines y, de trecho en trecho, pequeños edificios para los diferentes servicios municipales.
ARTURO SORIA Y MATA, «Madrid remendado y Madrid nuevo», El Progreso 6 de marzo de 1882