jueves, 3 de septiembre de 2015

En uno o más coches de tranvía


Robert Walser
(1878-1956)
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EL AYUDANTE 


En el curso del día siguiente creyó haber captado lo esencial de aquel «reloj publicitario» al comprender que el lucrativo invento consistía en un reloj ornamental que Herr Tobler estaba a punto de alquilar a administraciones ferroviarias, dueños de restaurantes, hoteleros, etc. «Un reloj de aspecto tan bonito», calculó Joseph, «puede colgarse por ejemplo en uno o más coches de tranvía, en un lugar donde salta a la vista de todo el mundo, de suerte que lo usuarios, nuestro prójimo, puedan regular sus relojes en base a éste y saber en cualquier momento si es tarde o temprano. La verdad es que no está nada mal», siguió pensando muy serio, «sobre todo porque tiene la ventaja de estar vinculado a la publicidad.» 

Robert Walser, El ayudante, Alfaguara, Madrid, 1982. Pág. 19. Traducción de Juan J. del Solar