Botho Strauß
(1944)
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Hace poco sucedió algo espantoso en Praga. Un matrimonio de edad bajó un domingo en una parada del tranvía e ipso facto fue tragado por la tierra. Una rotura de cañería había provocado un socavón bajo el pavimento y la pareja cayó en él. El hombre, que tenía cincuenta y dos años, pudo agarrarse al borde hasta que le salvaron, pero a su mujer, cuatro años mayor que él, la arrastraron las aguas residuales y se ahogó. Feliz aquel que está ciego para los símbolos… ¡que no le reventó la piel sobre el segundo ojo! Tranvía, matrimonio, parada, corriente subterránea… Una conjunción tan densa de significado en tan reducido espacio tiene por necesidad que descargar en una desgracia.