Anna Ajmátova
(1889-1966)
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La publicación de La tarde le disgustó tanto que se marchó de viaje a Italia (en la primavera de 1912); sentada en un tranvía, pensaba mirando a los viajeros: «¡Qué felices son: a ellos no les publican libros»!
Mis recuerdos de Petersburgo son muy tempranos: se remontan a 1890. De hecho, es el Petersburgo de Dostoyevski, un Petersburgo anterior al tranvía eléctrico, con carruajes y con ferrocarril urbano de tracción a caballo, lleno de ruidos y chirridos, con un sinnúmero de lanchas y cubierto de pies a cabeza de anuncios que impedían contemplar la arquitectura de los edificios.
[Anna Ajmátova, Réquiem y otros escritos. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2000. Traducción de José Manuel Prieto. (Págs. 98 y 101)]